viernes, febrero 22, 2008

Ana Martin en concierto homenaje a la prensa cubana

Otros artistas invitados ofrecerán también su arte a los profesionales de la prensa nacional

Como homenaje al Periódico Patria, fundado en 1892 por José Martí, organizador principal de la Guerra Necesaria en Cuba, se instituyó el 14 de marzo como Día de la Prensa Cubana.

Es esta especial ocasión en que se reconoce la labor de los profesionales de la prensa en nuestra sociedad, por sus aportes al desarrollo y consolidación de la obra revolucionaria a través de la pluma y el pensamiento.

Este año la excelente pianista cubana Ana Martin ofrecerá un Concierto homenaje a la Jornada por el Día de la Prensa Cubana, con la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el Maestro Enrique Pérez Mesa.

La pianista y compositora, de larga trayectoria y reconocidos méritos por su labor permanente en función de mejorar la apreciación musical en nuestro pueblo y promocionar lo mejor de la música cubana, celebra sus 30 años de vida artística.

Aunque el concierto es un obsequio para quienes día a día informan al pueblo sobre el acontecer nacional e internacional, para quienes tienen al apóstol como referente en su cotidiana labor, la pianista ha querido también, de manera especial, invitar a todas las mujeres en vísperas de la celebración del Día Internacional de la Mujer.

Ana Martin, con su calidad interpretativa, es uno de los talentos nacionales que llega hasta nuestros días convertida en una excelente pianista, involucrada totalmente en el panorama musical contemporáneo; por ello centenares de profesionales de la prensa y público en general acudirán a la prestigiosa y acogedora sala del Teatro Auditórium Amadeo Roldán, lo que añadirá un componente emocional al sonido luminoso del concierto en la noche del Viernes 7 de marzo.

Para el encuentro, que ya promete ser inolvidable, Ana Martin tendrá como artistas invitados a la agrupación "Coralina", dirigida por Alina Orraca, a la flautista Iya Mezenova, al maestro de la batería Enrique Plá, a Michel Zalazar en el bajo y a Lino Alberto Pedroso en la percusión.

También estarán en el homenaje el siempre bien recibido carismático actor Carlos Ruíz de la Tejera, la pianista Maria de los Ángeles Horta, el Quinteto de cuerdas Opus 5 , dirigido por Irina Vázquez.(Violinista Concertino de la Orquesta Sinfónica de Matanzas, a la que pertenecen todos estos músicos) y el reconocido actor de emoción y fuerza, Premio nacional de teatro, José Antonio Rodríguez.

La conducción estará a cargo de Rosalía Arnáez.

Con este concierto dedicado a los periodistas cubanos, la artista también recuerda a su padre, el ya desaparecido eminente periodista y maestro de la locución cubana Eddy Martin, Premio Nacional de Periodismo José Martí que la Unión de Periodistas de Cuba entrega cada año por la obra de toda la vida.

La Unión de Periodistas de Cuba cuenta nacionalmente con más de tres mil miembros en los diferentes medios de la prensa escrita, radial y televisiva cubana.

domingo, febrero 10, 2008

El Vuelo del gato por Teatro Icarón por toda la Isla

El nuevo texto de Abel González Melo, llevado a escena en estreno mundial por Teatro Icarón, bebe de la novela de Abel Prieto y articula un universo dramático de múltiples lecturas para el presente cubano.

Del original se conservan el carácter eminentemente nacional de la fábula y el dibujo de nuestra idiosincrasia mediante los espejos diversos de dos generaciones. La carga filosófica proveniente del material narrativo adquiere aquí un tono menos ensayístico y más dramático, al quedar ubicados en el centro de la historia los dos protagonistas: Marco Aurelio y Freddy, alrededor de los cuales giran los enigmas y herencias de sus padres. La obra confirma la inoperatividad del estoicismo rancio o del aberrante machismo ante realidades y mundos cada vez más mixtos y mutantes.

La principal línea del argumento dibuja los vericuetos de una amistad y de un amor, toda vez que Freddy, quien conoce a Marco Aurelio desde el preuniversitario, lo lleva a vivir a su casa donde también se encuentra su mujer: Amarilis. Entre los tres va creciendo una relación especial, ambigua, marcada por la búsqueda de la felicidad a toda costa y por el remordimiento o la culpa que siempre rondan el destino humano. Como si la larga espera fuese remunerada con un premio, la llegada de un hijo o una alegría superior, los personajes parecen aguardar eternamente el milagro de una generación que será diferente.

Así, desde el deslumbrante diseño escenográfico de Rolando Estévez, es perceptible la idea de que los grandes dados que vienen del cielo ayudarán a contar la historia y funcionarán, en sus constantes evoluciones y reconstrucciones espaciales, como uno de los signos distintivos de la puesta en escena.

Los jóvenes actores Aniel Horta e Iriám Olivares, el primero, con un excelente proceso interior, hace de Marco Aurelio un individuo contradictorio y angustiado en esencia, perfilando desde su cuidada caracterización la inutilidad de muchos de los criterios por él mismo verbalizados. El segundo, en una línea de poderosa ambigüedad, matiza los conflictos de Freddy desde variadas aristas, sin hacer obvias las regiones más intrincadas de su psicología, con mucha sensualidad, verosimilitud y riqueza interna.

El montaje es una lección de cómo el melodrama funciona muy bien ante el público cuando es trabajado con profundidad y sin altisonancias. La inclusión de varios momentos populares o de comedia contribuyen a que el ritmo nunca decaiga, y a que escenas de un lirismo intenso alternen con otras más ligeras. Es el caso de la boda de Marco Aurelio y Tamara, donde una aparatosa coreografía, montada por Nancy Dickinson, sostiene la ridiculez de la celebración y permite al espectador redondear sus criterios sobre los protagonistas y sus mundos.

Liudmila de los Santos, como la novia Tamara, demuestra aquí su acento cómico. La selección musical de Harold Bermúdez, que propone la secuencia de melodías referidas a momentos muy disímiles, evidencia el eclecticismo sonoro de este montaje donde puede escucharse tanto un bolero como una balada o un mozambique.

Los experimentados actores Gilberto Subiaurt y Mayda Seguí son los padres de Marco Aurelio. En ambos se aprecia un desenvolvimiento actoral sólido en las caracterizaciones de Serafín y Marilú, como sistemas contrastantes de una generación, aquí reconsiderados por la óptica de un autor joven que aprecia mediante un punto de vista irónico y polémico sus comportamientos y actitudes.

Miriam Muñoz ha trabajado afanosamente con dos elencos que alternaron funciones en la temporada de estreno. Mezclando ingenuidad y rudeza, Herlys Sanabria concibe a su Marco Aurelio como un sujeto atormentado, dejando claros los matices particulares de esta amistad transfigurada, y evidenciando la compleja pasión que, de modo repentino e insólito, lo une a Amarilis.

Con Freddy, Pedro Franco ofrece un trabajo donde se percibe el carácter eminentemente popular de su personaje, especie de cubano jaranero y pícaro, pero que en su interior es sagaz para sortear los escollos de esta relación de tres, donde tantas sensaciones diversas confluyen.

El trabajo de todo el equipo joven de Icarón se caracteriza por la eficiencia en el movimiento escénico y las partituras de expresión corporal en que descansa en gran medida el montaje.

Entre las secuencias mejor conseguidas en términos de dirección, se encuentran las del encuentro paralelo de las dos familias y la de los padres de Freddy hablando a su hijo desde dos espacios distintos, ficción poética que la directora consiguió fundiendo dos escenas del texto original.

La frescura que otorga a la dinámica del espectáculo la presencia de esta generación de "padres" debe mucho a la coherencia interpretativa de Mercedes Fernández y William Quintana, que en los roles de Marilú y Serafín se aprecian muy cohesionados con sus respectivos universos dramáticos: ella más materialista y práctica, él más estoico e idealista. Miriam Muñoz y René Money, como Charo y Ñico, logran una identificación plena con el auditorio, en tono de deliciosa comedia costumbrista, al expresar sus puntos de vista con respecto "al atraso y el adelanto", una de las teorías de la novela base.

Entre los éxitos seguros de El vuelo del gato se encuentra el diseño de iluminación y vestuario, que conduce el espectáculo por inesperados y siempre hermosos paisajes visuales. Lucre Estévez Muñoz construye a su Amarilis desde el difícil perfil psicológico de una mujer que ama, duda y teme, ubicada ante la paradoja de traicionar o realizarse. Su lograda interpretación opta por el pacto en silencio, por mediar entre los hombres, y los índices de su fragilidad dentro del triángulo protagónico inducen a lecturas con respecto a las nociones de familia, amor y felicidad en el mundo contemporáneo.

Miriam Muñoz en su doble rol de actriz y directora, sale airosa una vez más en el delineamiento de su Charo, entre la gracia popular y su obsesión teosófica, sobre todo en los monólogos que con tanto dominio de sí y de la palabra ejecuta. Guía del relato escénico, Mirita despliega todo su imaginario, su memoria como actriz y como madre, y edifica un montaje signado por la nostalgia.

Los signos contrastantes de nuestro tiempo dialogan con las inquietudes permanentes del ser humano. Aunque tal vez lo más conmovedor de este trabajo sean los particulares mundos de los caracteres que propone y, sobre todo, la forma en que la directora ha conseguido conjugar a los actores de más experiencia con los bríos, el talento y la entrega de los intérpretes más jóvenes, aquí ante el reto de incorporar complejas, ocultas y atomizadas biografías de personajes. Teatro Icarón vuela y ejecuta con esta obra una radiografía de la voluntad de esperar algo mejor, algo que nos salve para siempre de la inopia y la desidia. (Cdor. Pepe Murrieta)

miércoles, febrero 06, 2008

Dijo adiós el rey de los tambores, Tata Güines

Falleció en la ciudad de La Habana Tata Güines a quien a mediados del pasado siglo llamaron “manos de oro”.

Federico Arístides Soto Alejo, que así se llamó, nació en el pequeño pueblo de Güines, Al oeste de La Habana, el 30 de junio de 1930. La influencia familiar, hijo de un tresero, fue el factor esencial que despertó su vocación artística según declarara él mismo. En su juventud tocó con la Sonora Matancera y el Trío Taicuba. Después ingresó a la comparsa del barrio de Belén del cual también eran integrantes Rita Montaner y Chano Pozo.

Grabó con las orquestas de Arturo Chico O´Farril, Niño Rivera, Peruchín, Estrella de Areito, Irazú, Orlando Maraca, Cubanismo y otras.

En 1946 se presentó por vez primera en el ball room del hotel Waldorf Astoria de Nueva York y en el Palladium junto a Mario Bauza. Durante su estancia en Estados Unidos grabó con Miles Davis, Dizzy Gillispie y Maynard Fergusson.

En la década del cincuenta grabó con con Cachao su “Ritmo Caliente” junto a Frank Emilio, Guillermo Barreto y Gustavo Tamayo.

Con la usual típica gorra blanca y sus camisas multicolores, Tata tocó en Cuba con una gran diversidad de orquestas y estilos; desde el latín jazz hasta lo típico, siempre primando su figura de solista virtuoso de la percusión.

Tata Güines fue y seguirá siendo una eminencia de los tambores. Una leyenda de las tumbadoras que desde los primeros años 50 no dejó de golpear los cueros, patentando varios sonidos a su nombre y participando de las más notorias descargas.

Su vida siempre estuvo muy ligada a los instrumentos de percusión.

En La Habana también tocó con la orquesta Nueva América, con Los jóvenes del Cayo mientras por el día limpiaba zapatos y vendía revistas. Integró La Típica de Belesario, conjunto Camacho.

Interpretó en grupos como el Quinteto Instrumental de Música Moderna, con la orquesta Sinfónica Nacional bajo la dirección de Manuel Duchesne Cuzán, con José María Vitier y con orquestas japonesas.

Recibió numerosos premios. Entre ellos el Premio Nacional de Música, la Orden "Félix Varela", la Medalla "Alejo Carpentier" y otros por su obra y haber pasado a ser parte inseparable de lo mejor de la historia musical cubana.

A ritmo de conga, rumba y guaguancó, Tata Güines fue sepultado este martes después de una festiva procesión en su natal Güines, a 50 kilómetros al sureste de La Habana.

"Mientras exista el guaguancó, Tata Güines no se murió", cantaron a coro los asistentes en el cementerio de este municipio, cuya población entera se volcó para despedirlo. Viejos y jóvenes, todos en Güines, lamentaron la muerte de su ídolo.

Con su fallecimiento, Cuba perdió otra leyenda de nuestra música tradicional, pues en los últimos cinco años murieron Ibrahim Ferrer, Pío Leyva, Compay Segundo y Rubén González, estrellas de Buena Vista Social Club.

¡Tata Güines no tocaba con las manos, sino con el alma!

sábado, febrero 02, 2008

El VI Festival de Música Antigua Esteban Salas




Dedicada a la inauguración del órgano de la Iglesia de San Francisco de Paula, la VI edición del Festival Internacional de Música Antigua Esteban Salas consagró su programa de conciertos al llamado rey de los instrumentos.

Del 25 de enero al 1ro. de febrero se sucedieron las presentaciones de maestros organistas que hicieron vibrar con su arte cuatro de este tipo de ingenios situados en el Centro Histórico: el antiguo órgano de la Iglesia de Paula (Daublaine-Ducroquet, Francia, ca. 1845-1855); el de la Basílica Menor de San Francisco de Asísa Ars Longa (Henk Klop, Holanda, 2006) y el de la Catedral de La Habana (Johannus, Monarke, Holanda, 2005). (Maurice Delmotte, Bélgica, 1954); el órgano de cámara del Conjunto de Música Antigu

El órgano de la Iglesia de Paula es el único instrumento de su tipo que se conserva íntegramente en su emplazamiento primigenio, puesto que muchos de los contemporáneos suyos y los que le antecedieron habrían de perecer con el paso del tiempo y los cambios estéticos.

De sistema mecánico, mantiene gran parte de la tubería y maquinaria originales, cuya restauración –la primera de un órgano en Cuba– fue culminada este año por el taller del organero Joaquín Lois, Tordesillas, Valladolid (España), recomendado por la Universidad de Valladolid y del Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca, México. La rehabilitación de la caja del instrumento, cuya fachada es de estilo neogótico, estuvo a cargo de Rosa Lima Pino, especialista del Gabinete de Restauración de la Oficina del Historiador.

Su concierto inaugural del 25 de enero, estuvo a cargo del organista español Juan María Pedrero Encabo. Con el rescate de este órgano de tribuna, situado en el coro alto de la iglesita de la Avenida del Puerto, culmina el proceso restaurador que ha convertido este antiguo templo en capilla del arte sacro cubano, donde se conjugan la obra plástica contemporánea con la música antigua. Esta última, que hasta el momento era interpretada por Ars Longa con un pequeño órgano de cámara construido a la usanza de los que sonaron durante la época del barroco, ganará en suntuosidad con el sonido del rescatado instrumento, compuesto por más de 400 tubos.

Según consta en su placa, el órgano de la Iglesia de San Francisco de Paula (Habana Vieja) se construyó en la antigua casa francesa Daublaine-Callignet en el período comprendido entre 1845 y 1855, pues por una década el taller Daublaine perteneció al empresario Pierre Alexandre Ducroquet, quien añadió su apellido a los instrumentos realizados en esta etapa: «Ancienne Maison Daublaine/ Ducroquet/ Facteur de S. M. l´Empereur/ Paris».

Luego de la expropiación del templo, a principios del siglo XX lo trasladaron hacia su nueva sede en la zona del Mónaco, donde en algún momento dejó de funcionar y comenzó su paulatino deterioro, hasta que en 2000 fue donado por las autoridades eclesiásticas a la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana.

Además de los órganos con sistema mecánico (los de la Iglesia de Paula y del Conjunto Ars Longa), pudo escucharse el órgano electroneumático del Convento de San Francisco, y el electrónico de la Catedral de La Habana, este último ya basado en la tecnología computarizada que imita el sonido de los tubos.